La mujer como papel secundario
Hace tan solo 62 años se le otorgó a la mujer el derecho de votar en México. El papel de las mujeres no ha sido muy valorado en la sociedad internacional. Sin embargo, nos enfocaremos en el rol de la mujer mexicana. Jorge Ibargüengoitia en su novela "Dos crímenes" toca varios temas, entre ellos el machismo que las mujeres sufren en México. Está novela fue escrita en 1978. Durante está época el rol de las mujeres no tiene tanta importancia como hoy en día. Las mujeres de antes normalmente no llegaban a terminar sus estudios, ni mucho menos tener una carrera profesional o un papel significativo en la historia de nuestro país.
En “Dos crímenes” las mujeres de la historia son Amalia, Lucero y Jacinta. A lo largo de la historia son tratadas siempre como si su único papel fuera servir a los hombres. Jorge Ibargüengoitia trata, principalmente, el machismo en México y como este afecta al rol de la mujer en la época que fue escrita esta novela. Lucero, Amalia y Jacinta, aunque esta última no aparece tanto en la historia, son las más afectadas por el trato machista que los hombres les dan a lo largo de la historia. Después de que el tío Ramón se pone muy enfermo, a causa de la muerte de su querida esposa Leonor, sus sobrinos van a su casa para cuidarlo y así ganarse un poco de la confianza y amor para poder ser considerados en la herencia. Esta decisión que Amalia y el gringo toman, afecta en mayor parte a su hija Lucero. Aunque la idea de mudarse y poderle dar un mejor cuidado a su tío Ramón no es mala, Lucero tiene que dejar la escuela para satisfacer los deseos de su familia.
Si los intereses personales de los primos de Marcos no hubieran intervenido con los estudios de Lucero, ella podría haber sido grande en cualquier profesión que escogiera ya que era una mujer muy inteligente. Pero como además en esa época las mujeres normalmente solo se dedicaban a atender la casa y a los jefes de familia, los planes de Lucero se vieron frustrados. En una plática entre Marcos y Lucero, ella le explica su situación: "—¿Por qué?, digo, ¿por qué no estudias? —Porque terminé la preparatoria, que es lo más que se puede estudiar en Muérdago. Iba a ir a Pedrones a estudiar medicina pero entonces mi tío se enfermó y mi mamá y yo tuvimos que venir a esta casa a cuidarlo.” (Ibargüengoitia, 1987, p.15). Como se muestra en la cita textual del libro, el autor utiliza la palabra “tuvimos” para referirse que era obligación de Lucero hacer lo que le dijeran aunque esto no significa que sea lo que ella quisiera para estar contenta y complacida con su vida.
En la novela también nos podemos dar cuenta que lo que Marcos busca conseguir con Lucero y Amalia es únicamente sexo. Durante su estancia en Muérdago, él en ningún momento las llegó a tratar de conocer más o tal vez intentar tener algo con alguna de las dos, sino que sólo las busca para tener relaciones sexuales. Por ejemplo: "Cuando menos pensé ya estaba yo dentro del cuarto de Amalia. ¡Qué diferente recibimiento! Cuando Amalia oyó que alguien andaba tropezándose con los muebles, encendió la luz. [...] Habló mucho, pero en voz baja. [...] Después, afortunadamente, se calló.” (Ibargüengoitia, 1987, p.32) Con esta cita textual nos damos cuenta de la manera en la que Marcos ve a las mujeres, o por lo menos durante su estancia en la casa de su tío Ramón. También nos damos cuenta de que su interacción con ellas dos es únicamente física.
Las mujeres de Muérdago en “Dos crímenes” son tratadas como si su trabajo fuera atender a los hombres y cumplir todos sus deseos. Lucero, Amalia y Jacinta a lo largo de la historia siempre hacen lo que los hombres les ordenan. Por ejemplo, cuando Marcos llegó al pueblo fue Don Pepe quien lo acoge en su casa y para hacerlo sentir bienvenido le ordenó a su esposa, Jacinta, lo siguiente: “... Trae aceitunas y queso, a lo que haya de cena le agregas un filete con papas y después tiendes la cama del cuarto de huéspedes, porque Marcos va a quedarse a dormir aquí.” (Ibargüengoitia, 1987, p.7) En ningún momento de la conversación Don Pepe consulta antes con su esposa si está bien que Marcos se quede en su casa. Esto también nos muestra la poca comunicación y consideración que existe entre los hombres y mujeres de esa época. En la cita textual anterior, tampoco muestra un poco de respeto hacia su esposa, solo le ordena que hacer y como debe hacerlo pero nunca dice “por favor”.
En México el papel que las mujeres tienen siempre ha sido secundario. Nos podemos dar cuenta de esto gracias a la novela “Dos crímenes” de Jorge Ibargüengoitia, en el que muestra el machismo por parte de todos los hombres de la historia hacia, principalmente, Lucero, Amalia y Jacinta durante la época de 1987 en la que fue escrita el libro.
Ibargüengoitia, J. (1987) Dos Crímenes. México: Joaquín Mortiz (a01209009)